jueves, 7 de febrero de 2008

¡Vengan sombras!

Y así el camino se abre de nuevo al abismo.
Después de días a medio sol, por fin de regreso a las noches largas,
a las sombras del ocaso.

¡Vengan tormentas de viento como navajas de obsidiana!
¡Vengan las noches de insomnio a desgarrar el pecho!
¡Vengan demonios embrabecidos, coman de mis manos!
¡Venga la lluvia que calla los aullidos, y abre en llagas mi piel,
mi lengua bifida!

Bien venida la penumbra.
¡Traigan un millon de millones de cuervos para cubrir el cielo con sus alas!...
hoy...
regresamos al abismo.

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